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EXPOSICIONES

Si desea enviar una solicitud para realizar una exposición en el Jardín Botánico de Castilla-La Mancha, puede escribir a divulgacion@jardinbotanico-clm.com.

Exposición fotográfica

M A C R O
M I C R O
M U N D O

Alonso Ródenas Fernández

Del 1 de julio al 30 de septiembre de 2022

Sala de exposiciones del Jardín Botánico de Castilla-La Mancha
 

Exposición fotográfica

RADICAL TREES

Miguel Souto

Del 12 de junio al 31 de julio de 2024

Sala de exposiciones del Jardín Botánico de Castilla-La Mancha
 

Miguel Souto es un fotógrafo y diseñador multidisciplinar. Natural de Cuenca, desde muy pequeño su familia se traslada a Albacete. Allí da sus primeros pasos en la fotografía gracias a los cursos de la Universidad Popular. Completa su formación con estudios de arquitectura de interiores en la ETSAM, Madrid, y fotografía artística en la Escuela de Arte de Albacete. Actualmente reside en Londres, sin perder su vínculo con Albacete.

Con motivo de su exposición "Radical trees" en el Jardín Botánico de Castilla-La Mancha, entrevistamos a Miguel Souto interesándonos por su trabajo y su forma de ver el mundo.

¿Qué te inspiró a elegir Epping Forest como el lugar para fotografiar los majestuosos árboles que muestras en “Radical Trees”?


Creo que la primera vez que visité Epping Forest fue en los días  de cambio de estación de otoño a invierno. Era una época en la que tenía mucha curiosidad por descubrir cualquier zona o rincón de la ciudad y sus alrededores. Planee junto con unas amigos visitar Queen Elizabeth’s Hunting Lodge, una bella y pequeña construcción  de arquitectura Tudor, mandada construir por Enrique VIII en 1543 y reformado por su hija Isabel I, como refugio de caza para cuando iban de montería a  Epping Forest. Así pues, diría  que descubrí Epping Forest por azar. Incluso,  podría afirmar que este trabajo  es fruto del azar. 


¿Por qué decidiste capturar las imágenes en blanco y negro en lugar de a color?

Al decidir crear esta colección de fotografías tenía claro que quería que tuvieran un línea narrativa y estética uniforme,  que le dieran coherencia al proyecto. Creo que el blanco y negro era la elección natural para ello. Al existir una gama de color única, ayuda a fusionar fondo con motivo principal. Además al jugar con la gama tonal de los grises entre el primer y los segundos planos, me permitía dirigir la atención en el sujeto principal, los árboles protagonistas, potenciando sus formas y texturas.


¿Qué técnica o equipo utilizaste para lograr el nivel de detalle y textura en tus fotografías? ¿Y para la impresión de las imágenes?

Trabajo con un equipo digital. La inmensa mayoría de las fotografías están tomadas con un 45mm T/S, algunas con un 50mm, y las menos con un 70-200mm. En esta exposición solo hay una foto tomada con este último objetivo. Hay que decir que este trabajo además de fotos de troncos incluye fotos de detalles, raíces, ramas, etc. si bien esas fotos no forman parte de esta muestra. Y de ahí el uso de focales tan extremas. Luego en el procesado tenía claro que quería conseguir unas imágenes que se leyeran como un ‘todo’ integrado, con una gama tonal  de grises amplio. No quería imágenes altamente contrastadas o dramáticas. Las texturas que se aprecian son realmente las que muestra el árbol y las que te ofrece el equipo fotográfico, no hay forzado nada en particular. Un aspecto al que le he dedicado bastante tiempo y pruebas ha sido la impresión. Hice pruebas con distintos papeles y técnicas. Finalmente opté por la impresión Giclée en papel Hahnemühle Photorag de 308 g acabado mate. Este papel tiene bastante ‘cuerpo’ con una ligera textura. Creo que le aporta a la fotografía cierta entidad física, visual y táctil, en consonancia con la materialidad de los árboles de la exposición. 

©MiguelSouto_Epping-Forest_8574-E2.jpg

¿Hay alguna historia personal o recuerdo particular que te conecte con Epping Forest?
Más que una historia personal lo que me conecta con Epping Forest  son emociones y reflexiones personales surgidas durante mis paseos por el bosque. 
Caminar  entre árboles; caminar en un bosque, de forma sosegada,  es una experiencia relajante y terapéutica. En Japón a esta práctica la llaman shinrin-yoku, y se podría traducir como “baño de arboles” o “baño entre arboles”. Supongo que en mis paseos en Epping Forest disfrute de este tipo de experiencia. Recuerdo que me hacía sentir algún tipo de conexión con "algo" especial.

Me fijaba en los árboles e intentaba ver en ellos algo más que simples formas físicas de apariencias y estéticas singulares. Intentaba entenderlos como seres vivos únicos,  conectados a mi mismo, a mi ser. Los árboles se pueden entender como símbolos de la existencia y la evolución perpetua, incluso como un símbolo del Yo. A través de los tiempos los árboles siempre han despertado fascinación por la capacidad que tiene para resistir el viento, el clima; el día y la noche, siempre en su posición fija, predestinada. El árbol puede representar la vida, con su lento pero progresivo crecimiento, pero también la muerte, los ataúdes tradicionalmente son de madera. 
Todos este tipo de pensamientos y reflexiones, son las que me ayudaron a crear un vínculo especial con Epping Forest. Es en el fondo de la cuestión  la excusa que ha originado este proyecto.


¿Cómo seleccionaste los árboles que ibas a fotografiar? ¿Qué características buscabas?
Hay que decir que en Epping Forest hay más de 55.000 árboles centenarios. En base a esto, desde el momento que surgió la idea de hacer este proyecto tenía claro que no podría ser un trabajo documental en el sentido estricto de la palabra. Me planteé entonces crear una colección de fotografías limitada a lo que mi  intuición me dictara y energía me permitiera. 

Por otro lado, Epping Forest es un bosque que ha sido alterado, modificado y explotado  por el hombre desde tiempos muy antiguos. Dentro de las actividades realizadas para su explotación, la práctica del trasmochado ha sido una constante en su historia. Esta práctica, común en muchos bosques de Europa, consiste en podar el árbol de manera que se corta la parte superior del tronco y las ramas en puntos próximos a su inserción en el tronco. Así se consigue un bosque denso a una altura media, entre tres o cuatro metros, y una amplia extensión de pasto en la base. Es esta práctica la que da lugar a la formación  de estos árboles tan espectaculares y majestuosos que se muestran en las fotografías. La especies que podemos ver en esta exposición son el roble (Quercus robur), carpe (Carpinus betulus), haya (Fagus sylvatica) y abedul de plata (Betula pendula).


En la elección de los árboles, al principio, me he guiado mucho por mi intuición y por el sentimiento de atracción que he sentido al contemplarlo. Iba buscando árboles que me aportaran  e hicieran sentir algo especial, como un flechazo. Luego conforme iba acumulando fotografías, estudiaba las características de los árboles e iba creando una especie de catálogo. En algunos casos me ha cautivado su forma retorcida, en otros sus texturas rugosas, como la piel curtida por el tiempo. Otras veces han sido las cortezas suaves, como  pieles delicadas. En otras, formas elegantes. Hay ejemplares  aislados y otras veces ves  dos troncos que parece que se abrazan, como dos amantes. En definitiva, he ido creando un imaginario personal que me ha permitido ir construyendo  una colección heterogénea y rica; al menos es lo que he intentado.


¿Cuánto tiempo te llevó completar esta serie de fotografías en Epping Forest?

Como siempre, ha sido un proceso más largo del deseado inicialmente. Mirando en retrospectiva veo que me ha llevado tres años . Las fotografías  las tomé durante el invierno de 2021. En verano de ese mismo año  participe en una exposición colectiva, en la galería Stone Space de Londres  con alguna de las fotos de la colección. Luego ha seguido un periodo de barbecho y reposo, y no ha sido hasta este año cuando realmente vi la oportunidad de darle salida al trabajo. Participar en el festival Miradas 2024 ha sido el aliciente que necesitaba para darle forma y sacar a la luz el proyecto.

¿Hay algún momento específico o anécdota que viviste durante la captura de estas imágenes que te haya dejado una impresión duradera?

No  tengo un recuerdo concreto que reseñar. He realizado bastantes  visitas al bosque antes de ir deliberadamente a hacer las fotografías con el equipo a cuestas. Unas las he realizado andando y otras en bicicleta. He pasado calor y frío, me he mojado y cubierto de barro los días menos afortunados con la climatología, realmente nada particular,  son situaciones propias del trabajo de campo. 


Lo que me ha dejado más impactado y que realmente destacaría es el recuerdo  de la propia experiencia de fotografiar árboles en un entorno natural. El hecho de visitar el bosque en días no muy concurridos de visitantes era una auténtica experiencia de paz. Las caminatas, el tiempo dedicado a buscar el lado que más me atraía de cada árbol, preparar la cámara, y en definitiva el tiempo dedicado a cada toma era un tiempo de observación, paz, serenidad, meditación.. Casi diría que este proyecto ha sido un proyecto terapéutico; al menos el tiempo dedicado a las tomas. 


¿Hay algún fotógrafo o artista que te haya influenciado en tu enfoque y estilo?

Creo que este proyecto se enraíza en la tradición clásica de la fotografía de naturaleza, que no es otra que mostrar la Naturaleza como algo sublime, supremo, sobrecogedora en su magnitud y belleza . Sin duda Angel Adams es un referente por antonomasia. Pero también bebo de otras fuentes y otras disciplinas fotográficas, como la fotografía de paisaje industrial del matrimonio Bernd y Hilla Becher. De ellos tomo el concepto de serie,  con parámetros repetidos y rutinas que se repiten en cada captura para darle la mayor coherencia y consistencia posible al proyecto. Me refiero por ejemplo a la elección de la focal, encuadre, luz, etc. Por último esta misma primavera, mientras estaba en la etapa final de preparación del trabajo llegó a mis manos un libro maravilloso, Anchor in the Landscape, de Adam Broomberg y Rafael Gonzalez. Un libro de fotografías de olivos tomadas en los territorios de  Palestina-Israel. Descubrir este libro ha sido un impulso estimulante  para dar los últimos detalles a Radical Trees.   


¿Tienes algún proyecto paralelo o relacionado con “Radical Trees” que estés desarrollando en este momento?

Después de Radical Trees, a día de hoy,  no tengo un proyecto que vaya en la misma dirección. Tal vez lo que sí haga es completar el proyecto con fotografías que tengo centradas en distintas partes del árbol. Detalles particulares de los troncos, raíces, ramas, texturas. Creo que sería bonito completar el trabajo así. También intentaré mover el proyecto y buscar nuevas oportunidades de exponerlo. 

Y por último, ¿qué esperas que los visitantes del Jardín Botánico se lleven de tu exposición al verla?
Lo único a lo que puedo aspirar es a que disfruten del trabajo. Que en la observación de  cada fotografía, de cada árbol, intenten ver  algo que les atraiga y que estén receptivos  a percibir cualquier tipo de emoción que pudieran sentir. Porque esta exposición en el fondo pretende ir más allá que el hecho simple de mostrar un conjunto de árboles. Propongo a los visitantes que vean en las fotografías algo más allá que un tronco en su apariencia física. Les invito a que observen la belleza que sin duda yo creo que tienen estos árboles,  y que los admiren como seres únicos que son.  Como decía anteriormente, a mi este trabajo me ha permitido mirar a los árboles de una manera más cercana, más humana diría. En algunos momentos, durante las tomas, me daba la impresión que era el árbol el que me miraba a mi y no yo a él. Estos árboles llevan en la Tierra muchos más años que yo, y eso a mi me infunde respeto. 

Invito al visitante a que centre su experiencia en los aspectos emocionales, más que en los físicos. Que mire a cada árbol de igual a igual, como hermanos, como humanos. Por último esta exposición es también una invitación a la sensibilización para cuidar y proteger nuestros árboles, nuestros bosques y en definitiva  la Naturaleza.

 
Finalmente quería agradecer a Guillermo y al Jardín Botánico todo el apoyo y ayuda recibida para exponer este trabajo, y a la Diputación de Albacete por incluir este proyecto en el festival Miradas 2024. 
Muchas gracias. 

 

​​​​​​Más información:

Entrada gratuita.
Horario: de martes a domingo, de 9h a 14h y de 19h a 21h.

 

La sala de exposiciones se encuentra en la planta baja del edificio social del Jardín Botánico.​

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